EL SECRETO DE LA FELICIDAD ESTÁ EN EL ANDAR DESPACIO


"EL SECRETO DE LA FELICIDAD ESTÁ EN El ANDAR DESPACIO"

Esta frase, que descubrí en "El señor Ibrahim y las flores del Corán", la tengo siempre a mano para volverme a mi cauce cuando siento que he llovido demasiado y corro el riesgo de desbordarme.

Cuando la descubrí, la reconocí enseguida, porque rápidamente la sentí emparentada con una propia que suelo tener en la mesilla de noche:

" LA FELICIDAD ES UN CAMINO QUE ME GUSTA RECORRER CON LOS PIES DESCALZOS"

Cuando somos muy jóvenes devoramos el tiempo con las enormes fauces de la pasión. El pasado no existe y el presente es solo la permanente antesala, electrizante y ansiosa, del verdadero protagonista que es el futuro. Querríamos morder la mitad de la sandía de un solo bocado y colocarnos de pronto en esa edad de plenitud, cénit de nuestra vida en casi todos los sentidos.


Cuando somos un poco "menos jóvenes" perdemos la prisa, nos damos cuenta entonces de que cambia el proceso y es ahora el tiempo el que amenaza con devorarnos a nosotros. Tenemos que lastrarlo para sentirlo, para huir de su dolorosa levedad. Se nos escapa, no como el agua que aún moja nuestros dedos y nos hace sentir brevemente su frescor, sino como el humo de un narguile, que nos envuelve sugerente y nos presta su aroma con la irritante concisión de un efímero beso.

martes, 9 de agosto de 2011

Algunos momentos de tiempo detenido





Sin  Palabras












Fuimos a buscar, y encontramos, momentos de tiempo detenido. Momentos en los que el "ser" predomina sobre el "estar", en los que ser con el entorno y con uno mismo resulta sorprendentemente fácil.


Forma esto parte de la magia de los viajes: el cambio del espacio habitual produce en el viajero un desprendimiento de las servidumbres habituales y  el tiempo se relativiza; de tal manera que reestrenas cuerpo y mente, te concedes permisos y te abandonas al saludable ejercicio de sentir. Es entonces cuando percibes en su esplendor el silencio de las mezquitas, el bullicio de los mercados, el arrullo de las oraciones, el rumor del agua... todo como recién pintado, con el apresto de una tela nueva... con la límpida prestancia que solo tienen los momentos de tiempo detenido. 


El abrazo de Europa y Asia




Uno de tantos tecitos y cafetitos. Abrazados
por su luz, arrullados por sus aguas...
En una escuela. Con niños que un momento antes recitaban, atentos y ordenados,  fragmentos del Corán.


En la mezquita de Eyup.  Ellos hablaban turco y algunas palabras en inglés, pero conocían, en español, el nombre de nuestros futbolistas


La mezquita Azul desde Santa Sofía. ( Pablo hizo unas fotos estupendas)

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