EL SECRETO DE LA FELICIDAD ESTÁ EN EL ANDAR DESPACIO


"EL SECRETO DE LA FELICIDAD ESTÁ EN El ANDAR DESPACIO"

Esta frase, que descubrí en "El señor Ibrahim y las flores del Corán", la tengo siempre a mano para volverme a mi cauce cuando siento que he llovido demasiado y corro el riesgo de desbordarme.

Cuando la descubrí, la reconocí enseguida, porque rápidamente la sentí emparentada con una propia que suelo tener en la mesilla de noche:

" LA FELICIDAD ES UN CAMINO QUE ME GUSTA RECORRER CON LOS PIES DESCALZOS"

Cuando somos muy jóvenes devoramos el tiempo con las enormes fauces de la pasión. El pasado no existe y el presente es solo la permanente antesala, electrizante y ansiosa, del verdadero protagonista que es el futuro. Querríamos morder la mitad de la sandía de un solo bocado y colocarnos de pronto en esa edad de plenitud, cénit de nuestra vida en casi todos los sentidos.


Cuando somos un poco "menos jóvenes" perdemos la prisa, nos damos cuenta entonces de que cambia el proceso y es ahora el tiempo el que amenaza con devorarnos a nosotros. Tenemos que lastrarlo para sentirlo, para huir de su dolorosa levedad. Se nos escapa, no como el agua que aún moja nuestros dedos y nos hace sentir brevemente su frescor, sino como el humo de un narguile, que nos envuelve sugerente y nos presta su aroma con la irritante concisión de un efímero beso.

jueves, 29 de septiembre de 2011

INICIACIÓN



Entré en ella. Salí de ella. Y mientras estuve dentro me abandoné por completo a su humedad.

El lógico temor de la primera vez se deshizo como una burbuja ante la quietud del día que se nos brindaba: una mañana límpida y brillante. Amanecía sobre nosotros, bajo nosotros, solo para nosotros y durante este tiempo breve, la realidad  habitual mudó ante la aventura indescriptible de lo inexplorado. 
La ascensión lenta, pausada, nos permitía disfrutar las sensaciones una por una. Como el beso ralentizado de una cascada de luz que se posaba sutil sobre nosotros, casi detenido, recorriendo  de forma progresiva cada rincón de nuestros temblorosos cuerpos.
Alcanzamos la mayor altura entre tímidas lágrimas, sollozos entrecortados y una sonrisa tan grande  que nos dolía en la piel.
Las manos entrelazadas, para expresar con presión la contenida emoción que amordazaba los labios.
Los ojos ansiosos queriéndolo todo. Conscientes de la fugacidad de la belleza. Conocedores ya de la necesidad de capturar imágenes para coserlas  después al lienzo de los recuerdos.

Al emerger de la nube, la sombra del globo se proyectó sobre ella transformándola en un gigantesco arco iris y todas las gotitas de humedad posadas sobre nosotros... aletearon, convertidas de repente en mariposas de cristal.

Habitualmente me paseo por las nubes, pero nunca antes había estado dentro de una de ellas.
                                                                                                                                                          LOLA

Para Rosa Serrano, que me transmitió con gran intensidad  sus sensaciones  al volar por primera vez  en globo.

2 comentarios:

  1. Qué lindas palabras y qué acierto, parece sin duda que estuviste en el globo con nosotros.
    Gracias por tu arte.

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  2. Muchas gracias, Sofía, tú si que eres linda. Besos,

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