EL SECRETO DE LA FELICIDAD ESTÁ EN EL ANDAR DESPACIO


"EL SECRETO DE LA FELICIDAD ESTÁ EN El ANDAR DESPACIO"

Esta frase, que descubrí en "El señor Ibrahim y las flores del Corán", la tengo siempre a mano para volverme a mi cauce cuando siento que he llovido demasiado y corro el riesgo de desbordarme.

Cuando la descubrí, la reconocí enseguida, porque rápidamente la sentí emparentada con una propia que suelo tener en la mesilla de noche:

" LA FELICIDAD ES UN CAMINO QUE ME GUSTA RECORRER CON LOS PIES DESCALZOS"

Cuando somos muy jóvenes devoramos el tiempo con las enormes fauces de la pasión. El pasado no existe y el presente es solo la permanente antesala, electrizante y ansiosa, del verdadero protagonista que es el futuro. Querríamos morder la mitad de la sandía de un solo bocado y colocarnos de pronto en esa edad de plenitud, cénit de nuestra vida en casi todos los sentidos.


Cuando somos un poco "menos jóvenes" perdemos la prisa, nos damos cuenta entonces de que cambia el proceso y es ahora el tiempo el que amenaza con devorarnos a nosotros. Tenemos que lastrarlo para sentirlo, para huir de su dolorosa levedad. Se nos escapa, no como el agua que aún moja nuestros dedos y nos hace sentir brevemente su frescor, sino como el humo de un narguile, que nos envuelve sugerente y nos presta su aroma con la irritante concisión de un efímero beso.

sábado, 19 de noviembre de 2011

UM SOPRO DE VIDA LIGEIRO, INGRÁVIDO COMO UM BEIJO.

Numa manhã de Outono como esta, clara como esta ainda que mais radiante, num tribunal de Tlalnepantla- Estado de México- o João e eu assinamos para declarar diante do mundo todo a nossa vontade de ter um com outro.
Passaram  23 anos apenas como um suspiro, como um comprido sopro de vida e cá estão agora  o Alberto e o Pablo connosco, testemunhas da intensidade desse sopro.


Apenas 23 Outonos da mão de 23 Primaveras,
23 quedas de neve,
23 Verãos à beira do nosso mar particular.
Minhas chuvas juntaram-se  com o seu sol e criaram-se inúmeros arco-iris.


Os pés conhecem já o caminho,
As mãos  a pele do outro.
Os lábios conhecem as palávras
que tem de dizer ou calar
para que falem os beijos.


18 DE NOVEMBRO  1998-2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario